Mi vida en una instantánea

  Una instantánea, eso parecía ser mi vida en aquel momento. El panorama que yo divisaba desde mi posición, era apasionante, unos y otros corrían y lo hacían con cierto orden, es decir obedeciendo a un protocolo establecido para ciertos casos o situaciones como la que me ocupaba en ese momento. Todos y cada uno al pasar junto a mi, me saludaban, preguntaban, ayudaban… por momentos pensé que algo “gordo” estaba sucediendo dentro de mi, viendo el nivel de concentración de aquellas personas.

     Es ciertamente este un recuerdo que al traerlo al presente, me hace vibrar, sentir de nuevo todas y cada una de las sensaciones de aquel momento… De entre todas, una destacaría, la sensación de perder la vida… una debilidad enorme en medio de esta sorpresa y momento trepidante. Un ver que todo se podía acabar, eso es, ver tu vida, toda ella, como en una instantánea.

     Pero la vida, en mi caso y con mis setenta años era algo más que una instantánea. Muchos acontecimientos, muchos recuerdos, se agolpaban unos a otros, como con prisa en presentárseme, luego ya con calma, pude ir disfrutando de los momentos, quizás mas importantes de mi vida o al menos, pienso de aquellos que han dejado una marca mas profunda en mi historia, mi familia, mis amigos, las personas que tanto han hecho por mi, todo se vino a mi pensamiento y una experiencia dominaba en ese momento sobre todas… la armonía, la reconciliación con todo lo que me rodeaba, pasé en un espacio muy corto de tiempo de tener una sensación trepidante en mi cabeza con un desorden fenomenal a sentir la paz, la tranquilidad. Yo sabía en ese momento preciso de donde me venía ese buen conformar.

    Una vida muy dura, complicada y hasta hoy muy complicada. A mí nunca me han valido para nada las teorías, consejos y palabras fáciles y blandengues. Una infancia vivida en una austeridad total, carente de muchos afectos, hoy lo pienso, una adolescencia vivida a contra corriente, sintiendo en mi, que no era libre, que no lo era para expresarme, para sentir, que no lo era, un amor que hube de combatir seriamente por lo que quería, esa fue mi escuela. Tremendo lleno de complejos, traumas y miedos me planto en medio del mundo, sintiendo y sufriendo por que no era libre. Buscando un sentido a mi vida, que no acababa de encontrar

   Apoyando toda mi vida en estructuras materialistas, pensando que en eso iba a encontrar la vida que no encontraba el sentido y la razón de las cosas, la explicación a todos mis afanes. Y no lo encontraba, no había para mi respuesta alguna.

     Todo esto me llevó a una depresión profunda, a vivir momentos de locura real, una vida fracasada, tantos años perdidos, tantos esfuerzos vanos… pensaba yo. Pero la realidad es que no era tal fracaso, esa historia, era mi historia, mi vida la que me había tocado vivir con quien me había tocado. Yo en ese momento no entendía nada, como no entendía muchísimas limitaciones y dependencias dentro de  mi historia. Yo estuve buscando la libertad, como un sueño, hoy lo puedo afirmar en el lugar no acertado, pero se tenía que dar todo eso en mi vida, para dar sentido a este momento, a esta instantánea que decía al principio…

    De nuevo, las prisas, una mujer joven y agradable tomó mi brazo y me dijo…es solo un pinchazo, te va a dolor un poco… Otro hombre joven levantaba mis parpados y me preguntaba… Estaba tumbado, sentí cómo se movía la mesa de operaciones en la que me encontraba, el enorme foco parecía que se me venia encima, sentí mucha paz, pude ver que lo que sucedió en mi vida, hace 42 años, anunciarme la Vida Eterna, cobraba un sentido. Pude vivir ese momento, como un hijo de Dios, encontrándome en medio de ese sufrimiento reconfortado con su presencia en aquel quirófano. Hoy pasado un año y medio largo de aquella fecha, lo recuerdo como una instantánea y recuerdo como en ese momento, también yo me puse en la foto junto a los míos.

 


Foto: Ann Montenegro           

Almiar. Jesús Sánchez Espinosa

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